viernes, 29 de febrero de 2008

LAS AVEFRÍAS

Tengo que confesar que estaba esperando a que cayese una buena nevada y aparecieran estos animalillos, para hablar de ellos, pero hoy casi borro el post por accidente y he decidido sacarlo ya a la luz.
Estos animales que nos indican que hace suficiente frío para nevar, aparecen por nuestra tierra de vez en cuando agrupadas en bandadas que deambulan de un prado a otro en busca de alimento.

El Avefría Europea Vanellus vanellus tiene una apariencia inconfundible por la larga y eréctil cresta que le nace en la oscura cabeza y que es más larga en el macho que en la hembra. El color verde oscuro irisado del plumaje de su espalda y dorso de las alas, contrasta mucho con las partes inferiores, de un color blanco níveo. La garganta y el pecho son negros, el pico corto y delgado y las patas rosado oscuro. Muy conspicuo es el color acastañado de las infracobertoras caudales (plumas situadas bajo el nacimiento de la cola) y la cola blanca terminada en una ancha banda negra. La cara es blanca y de ella nace una bigotera negra bastante larga. Esta descripción corresponde a un adulto en plumaje primaveral.





En el otoño e invierno el color es mucho más difuminado y el blanco de las partes inferiores está manchado con fajas oscuras. Este es el plumaje más común en las que vemos normalmente en la Península, pero en el mes de febrero ya el Avefría posee un brillante plumaje aunque aún esté lejos de sus zonas de cría.
El Avefría se comporta como un típico chorlito en sus hábitos generales. Durante la reproducción vive aislada en parejas, aunque la escasez de hábitats adecuados suele agrupar a varias de ellas de forma que dan la impresión de que se reproducen en colonias. En el otoño e invierno es gregaria, formando bandos más o menos numerosos que ocasionalmente se unen entre sí, dando lugar a espectaculares concentraciones. En vuelo es un pájaro inconfundible. Su lento y como perezoso batir de alas es tan notorio como la forma redondeada de ellas y el contraste general que a primera vista presenta entre el plumaje del dorso que parece negro y el blanco de las partes inferiores.
Habita en todo tiempo en campos abiertos, praderas húmedas y páramos, pero no a mucha altitud. En la Península Ibérica durante la reproducción se concentra fundamentalmente en praderas y vegas próximas a lagunas y charcas y sobre todo en marismas costeras. En el invierno rehúye montañas y zonas arboladas y las riberas de ríos, campos cultivados, tierras con rastrojo, campos costeros e incluso playas son frecuentados por los bandos, que si no se los molesta permanecen muchas horas posados, pero se muestran muy inquietos y erráticos cuando se les acosa.





A pesar de la aparente lentitud de su vuelo, una característica que no tiene común con los demás chorlitos, recorre grandes distancias en poco tiempo. Esto ha sido bien comprobado con el anillamiento, como se dirá después, pero aquí es necesario referir el hecho de que un Avefría anillada en la isla de Ouessant (Bretaña francesa) y soltada en la noche del 30 al 31 de diciembre, fue muerta a los dos días, el 1 de enero, en Belmonte (Asturías), nada menos que a 600 km. en línea recta al Sur. Sin embargo, aun admitiendo esta gran autonomía de vuelo, hay que señalar que los bandos de avefrías carecen de la agilidad y rapidez en la maniobra que tienen otros limícolos. Al volar no forman generalmente una línea o figura geométrica, pero sí tendencia a formaciones alargadas.
En el suelo sus actitudes son muy características, especialmente al comer, y observándola no ofrece duda de que se trata de un chorlito. Corre por el suelo cortos trechos, parándose de repente, a veces ladeando la cabeza, pero casi siempre con la mirada fija en el suelo y arrancando de nuevo y doblándose para golpear con el pico la presa sin flexionar las patas. Dícese que posee un oído tan fino que puede escuchar el ligero rumor que una lombriz de tierra hace al moverse en el interior de ésta. Así se puede ver cómo la Avefría, después de observar fijamente el suelo efectúa una corta carrera y muy certeramente extrae una lombriz de un lugar donde aparentemente no había antes nada.
La voz de las avefrías no falta nunca en el paisaje frío y desangelado del invierno. Un sonido como «piiuit», muy simple, pero emitido en tono lastimero es inconfundible. Cuando están posadas y se les molesta la expresión es más áspera. Durante la reproducción y en los días del cortejo los machos emiten insistentemente el mismo sonido, pero más repetido y prolongándolo.
Aunque existe una notable variación sobre la época en que las avefrías ocupan sus zonas de reproducción, muchas empiezan a establecerse en los últimos días de febrero. Los machos llegan una semana por lo menos antes que las hembras y a poco se muestran muy inquietos, explorando la zona y especialmente las proximidades de las lagunas o charcas próximas. Sus vuelos a baja altura, muchas veces sobre el agua, y sus picados hacia el suelo son constantes. Normalmente se emparejan un macho con una sola hembra. Pero se han comprobado con frecuencia casos de bigamia. Cuando el macho está en pleno celo representa en el suelo escenas en las que trata de atraer a la hembra mostrando destacadamente el fuerte y variado colorido de su plumaje en el que la cola blanca y negra y el color acastañado que tiene bajo ella son erizados formando un abanico muy vistoso. En esas fechas los machos parecen estar enloquecidos, sobre todo cuando se observa a veces que ninguna hembra presencia este alocado cortejo. Esta representación va acompañada de sonidos ásperos y sordos que no están en consonancia ciertamente con la solemnidad del momento.





Aunque las avefrías no alcanzan la madurez antes de los dos años son frecuentes los casos de las que se reproducen antes o al cumplir el año. Los machos excavan agujeros o huecos en el terreno y, una vez emparejados, la hembra escoge uno que rellena con hierba seca y palos pequeños, operación que suele prolongar durante la misma incubación, de manera que de un nido muy somero al principio pasa a uno notablemente voluminoso. La puesta suele ser de cuatro huevos piriformes con el fondo blanquecino o grisáceo, y también verdosos o pardos con abundantes puntos y manchas de color marrón oscuro que a veces alcanzan tal densidad que el nuevo tiene color enteramente marrón. Las puestas de tres y cinco huevos no son infrecuentes y mayor cantidad pueden pertenecer a dos hembras que han puesto en el mismo nido. Ambos adultos alternan la incubación, que dura de 25 a 30 días y los pollos al nacer dejan el nido en cuanto tienen bien seco el plumón. Se alejan entonces bastante de él, pero como en esta época el tiempo suele ser lluvioso e incluso caen fuertes heladas, la hembra cubre a las pequeñas avefrías, frecuentemente durante quince o veinte días, sobre todo de noche. También los adultos defienden su zona frente al ganado que pasta y que puede resultar peligroso para la integridad del nido.





En cuanto los jóvenes vuelan, toda la familia forma un pequeño bando uniéndose a los ya formados por avefrías nacidas antes, por no reproductores o por los adultos cuyas puestas fueron destruidas. Un avefría puede normalmente, si su puesta se malogra, volver hasta tres o cuatro veces a repetirla. Por esta causa siempre fue objeto de la recogida de huevos por los lugareños, práctica que hoy día está casi desterrada.
Una vez formados los bandos, éstos vagan por los campos cultivados, en pequeños grupos que se suelen reunir al anochecer. Su alimentación incluye sobre todo insectos y sus larvas, lombrices de tierra y pequeños moluscos. También come semillas y una abundante cantidad de materia vegetal en forma de trozos de hojas de plantas y hierbas, representando casi un 15 por ciento del total de la dieta.
El Avefría comienza a hacerse notoria en todas las regiones de la Península Ibérica a partir de noviembre y ocasionalmente antes si el tiempo otoñal se muestra desacostumbradamente frío, adelantándose el invierno. En los campos de Castilla se suelen ver pequeños grupos de avefrías en el mes de septiembre, probablemente aves sedentarias o inmaduras. En La Mancha y en Andalucía, sobre todo en zonas próximas a las vegas bajas del Guadalquivir, el Avefría abunda en todas las épocas del año como consecuencia de las muchas parejas que anidan en las Marismas del Guadalquivir y en el Coto de Doñana. La mayor concentración de invernantes corresponde a los meses e enero y febrero y las olas de frío congregan en todos los campos ibéricos muchos millares.

Como consecuencia de su abundancia y de los movimientos migratorios tan espectaculares, es una de las especies que han sido más anilladas, y como en la mayoría de los países de su área sur de invernada es considerada como especie cinegética, la abundancia de recuperaciones ha sido muy grande, lo que, consecuentemente, ha permitido realizar estudios exhaustivos sobre sus migraciones, movimientos invernales y longevidad.





En el litoral cantábrico el paso hacia el Norte en el mes de febrero resulta espectacular sí el tiempo es bueno y domina el viento sur, volando entonces las avefrías a baja altura. A veces, se pueden observar individuos retrasados en diversos lugares de las costas del norte. En mayo se han visto avefrías sobre las marismas de Santoña (Santander), Villaviciosa (Asturias) y Zumaya y Fuenterrabía (Guipúzcoa).





La Avefría se reproduce en España muy diseminada por terrenos próximos a charcas y lagunas. Las poblaciones más numerosas están en La Mancha y en las Marismas del Guadalquivir, donde pueden anidar varios centenares de parejas.

martes, 19 de febrero de 2008

EL TASUGU

Merodeador nocturno de nuestras mieses y prados, el Tasugo o Tejón es un animal extraño, del que todos hemos oído hablar, pero muy pocas veces hemos tenido la oportunidad de verlo de cerca. El tasugo es un gran cazador de ratones y ha sido siempre injustamente tratado incluso diría yo, maltratado por el hombre, por sus desperfectos en nuestras tierras.

CLASE: Mamíferos
ORDEN: Carnívoros
FAMILIA: Mustélidos
AEMSPEENCAIEZSADAS



RASGOS MORFOLÓGICOS
Algunas características de los tejones, como su aspecto robusto y macizo, su cola corta y sus andares plantígrados y desgarbados, se nos antojan como más propias de la
familia de los osos que de la de los mustélidos (a la que zoológicamente pertenecen, al igual que las martas, las garduñas, los turones, los visones, las comadrejas,...), de formas generalmente más esbeltas y elegantes, cuerpo estilizado y flexible y cola alargada.
Absolutamente inconfundible resulta el contrastado diseño que luce el tejón en su cabeza, pues dos anchas franjas negras surcan su rostro (de color blanco) desde detrás del hocico hasta la nuca, incluyendo en su recorrido a los pequeños ojos y a las orejas, cortas y redondeadas. El pelaje es rudo, largo y fuerte, con tonos grisáceos y rojizos en el dorso y negruzcos en la garganta, vientre y patas. Éstas son cortas, aunque muy musculosas y dotadas de poderosas uñas, en especial las anteriores, muy apropiadas para excavar la tierra con facilidad.
Las huellas del tejón son características, y se diferencian fácilmente de las de los otros mustélidos. Sus dimensiones son de 4 x 7 cm. las anteriores, y 3´5 x 6´5 cm. las posteriores.
Las largas uñas de sus garras aparecen marcadas delante de las implantaciones de sus cinco almohadillas digitales, que preceden a las generalmente bien impresas almohadillas principales.
Su peso oscila entre los 10 y los 25 kg., aunque generalmente no suele sobrepasar los 15 kg. La longitud es de unos 70-85 cm. desde la punta del hocico hasta la base de la cola, que es corta y mide a su vez unos 12-16 cm. La altura en la cruz es de unos 30 cm.
HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN
El tejón se distribuye de forma general en Europa, estando ausente de la parte septentrional de Escandinavia y de Islandia. En España se encuentra repartido prácticamente por todo el territorio, si exceptuamos las áreas insulares de Baleares y Canarias. Bosques mediterráneos, caducifolios o de coníferas, zonas de matorral, campos baldíos próximos a otros cultivados, preferentemente en las cercanías de praderas y arroyos, ..., desde el litoral hasta enclaves montañosos que superan a veces los 2.000 metros de altitud, son hábitats en los que puede instalar sus madrigueras el ubiquista “tasugo”( nombre con el que también se le conoce).
ALIMENTACIÓN
A pesar de sus caninos, inequívocamente carnívoros, el tejón se muestra como el más vegetariano de todos sus parientes, formando parte de su omnívora dieta una gran variedad de alimentos. En sus correrías gastronómicas, el respingón hocico del tejón va removiendo la capa más superficial del terreno en busca de lombrices, babosas, larvas de coleópteros, ciempiés y todo tipo de invertebrados, y sus fuertes zarpas van levantando asimismo pequeñas piedras, bajo las que sorprenden a veces a algunos anfibios y reptiles, dejando a su paso un característico “hozado”, similar al que produciría un pequeño jabalí.
Gazapos de conejos, topillos, musarañas y diversos micromamíferos son atrapados frecuentemente en sus galerías y cámaras de cría, excavadas con facilidad por este auténtico “bulldozer”; y tampoco están seguros los nidos de avispas, abejas y abejorros, pues sus venenosos guijones no arredran al tejón cuando busca sus larvas o la suculenta miel que se almacena en los panales.

No obstante, la materia vegetal supera en ocasiones el 80% del alimento consumido. Desde raíces y tubérculos hasta frambuesas, escaramujos, moras, madroños y demás frutos silvestres, todo es gustosamente aprovechado. Lo malo es que el tejón también se siente atraído por los campos de cereales, maizales, viñedos, huertos..., y aquí es donde las aficiones culinarias de este mustélido entran en conflicto los intereses de los campesinos.
REPRODUCCIÓN
Los tejones pueden entrar en celo en cualquier momento de la primavera o el verano, si bien los partos no se producen hasta 6-10 meses después de haber tenido lugar los apareamientos, ya que en el proceso reproductor de esta especie tiene lugar el interesante fenómeno de la “implantación diferida”. Consiste en que el óvulo, una vez fecundado, no se arraiga inmediatamente en las paredes del útero para iniciar su crecimiento (tal y como ocurre en la inmensa mayoría de los mamíferos), sino que permanece libre y “flotante” hasta 7-8 semanas antes del nacimiento, que es cuando se implanta y comienza la verdadera gestación (unos dos meses).
El objetivo perseguido por esta original solución biológica es que las crías nazcan en la época del año idónea, aquella en que las disponibilidades alimenticias estén garantizadas.
Por consiguiente, los alumbramientos se producen desde finales del invierno y a lo largo de toda la primavera, con relativa independencia del momento exacto en que la hembra quedase preñada el año anterior.
Las camadas se componen de 1-5 crías, generalmente 2-3, que comienzan a asomarse a la boca de la madriguera a las 6-8 semanas.
Los cachorros son muy juguetones y son destetados aproximadamente a los tres meses de edad, permaneciendo con la madre hasta el otoño o hasta finales del invierno.
COSTUMBRES
El sueño invernal, largo y profundo en los tejones de latitudes superiores (hasta 6-7 meses en ciertas regiones siberianas), se limita en las poblaciones ibéricas a una notable disminución de la actividad diaria, aunque permanecen perfectamente sensibles y realizan esporádicas salidas de la madriguera en las noches de temperaturas más suaves.
Aunque habitualmente se construyen ellos mismos sus cubiles, a veces aprovechan cuevas laberínticas naturales o se instalan en vivares abandonados de conejos, adaptando a su tamaño las instalaciones preexistentes. En las complejas excavaciones que constituyen las “tejoneras” pueden distinguirse una espaciosa cámara principal y otras de menor capacidad, comunicadas entre sí por una amplia red de galerías que, a su vez, desembocan al exterior por un número variable de orificios. Los inquilinos utilizan asiduamente uno o dos, constituyendo el resto salidas de emergencia.
Los tejones tienen hábitos básicamente crepusculares o nocturnos, y son muy desconfiados, tomando todo tipo de precauciones antes de abandonar la madriguera. El oído y el olfato son sus sentidos más desarrollados, junto con el tacto, mientras que la vista resulta francamente
mediocre. A pesar de su pesado aspecto, son buenos nadadores y corren con rapidez, trepando con soltura por los roquedos y torpemente por los árboles.
Estos mustélidos son bastante sociables, viviendo a menudo en parejas o en grupos familiares. No obstante, los machos suelen disponer de otras cuevas individuales en las proximidades de la madriguera familiar, ocupando unas u otras según la época del año.
PROBLEMÁTICA CONSERVACIONISTA
Aunque los tejones pueden incidir negativamente sobre los intereses económicos de algunos sectores agrícolas y cinegéticos, los daños que producen están ampliamente compensados por la destrucción que llevan a cabo de otros muchos organismos aún más nocivos para los cultivos y para el mismo hombre (ratas, ratones, insectos, ofidios venenosos,...). Sin embargo, aún se le sigue considerando como “alimaña” en el medio rural, y los venenos, lazos, cepos y otras trampas ilegales provocan la muerte de un buen número de ejemplares todos los años, junto con los automóviles. Especie protegida, figura en la Lista Roja de los Vertebrados de España como “insuficientemente conocida”, aunque se sospecha que puede estar en regresión y tal vez habría que incluir al tejón en la categoría de “vulnerable”

EL CASTAÑO

Después de vivir la barbarie humana que se ha visto reflejada en la catástrofe natural de haber quemado nuestros castaños centenarios, no puedo más que hacer un homenaje a este árbol, que nos ha ofrecido cobijo, calor, y alimento: Nuestro querido CASTAÑO

El árbol.

Nombre científico: Castanea sativa, la especie europea. Castanea proviene de la antigua ciudad griega de Castana o Kastanis, sativa quiere decir cultivado.

Nombres en Cantabria y Asturias: castañal, castañar, o castañeru, Muchos topónimos derivan de él, pueblos como Castañeda, .son frecuentes en nuestra geografía.

Distribución: la especie europea se extiende básicamente por la zona mediterránea y el centro de Europa, las islas Británicas y parte de Asia. Se encuentra en las islas atlánticas de Canarias, y Madeira así como en el norte de África. Es originario del sureste de Europa y oeste de Asia siendo los romanos los que lo difundieron por Europa debido al rendimiento de su fruto en la alimentación; tradicionalmente se consideraba que la introducción en la Península Ibérica fue debida a ellos, en estudios más recientes se constata su presencia en los restos de carbón de hogueras en cuevas prehistóricas así como restos de su polen, por todo ello parece que queda clara su presencia en tiempos bastante anteriores a la romanización.


En Udías es un árbol bastante abundante, constituye junto con el roble la esencia del bosque mixto, aparece frecuentemente como único ejemplar debido a la tala de las otras especies a través de los siglos, el castaño era muy apreciado por su fruto y a la hora de cortar árboles para combustible u otros usos se elegían robles, abedules o fresnos dejando el árbol de mayor aprovechamiento. La altitud en que se encuentra es muy variada ya que lo encontramos a nivel del mar y está presente hasta los puertos de montaña donde deja paso al bosque de hayas.

El árbol es de gran porte, hasta 35 metros de altura, la copa es esférica si se encuentra solo y alargada en busca de la luz si se haya en bosques. El tronco es grueso y recto, en el caso de los castaños cultivados e injertados, ramificando desde bastante abajo; en los silvestres apenas tienen ramas de gran porte siendo el tronco más delgado, por lo dicho su crecimiento es vertical. Su crecimiento es relativamente rápido, dependiendo de el uso que se dé su tala se realiza entre los 20 y los 40 años, los ejemplares viejos aparecen con el tronco totalmente hueco, la madera en descomposición que aparece el centro del árbol se utiliza en jardinería al ser un sustrato muy nutritivo. La corteza es pardo-rojiza y lisa en los ejemplares jóvenes, el los castaños viejos presenta grietas longitudinales a lo largo del tronco volviéndose grisácea, fue utilizada en en el curtido de pieles.

Después de talado el castaño comienza a rebrotar.

Hoy se enfrenta a una enfermedad que en muchos casos provoca su muerte, la "tinta del castaño", es causada por el hongo phytophthora cambivora.

Las hojas son caducas, grandes, entre 15 y 20 centímetros de largo y 6 a 9 de ancho, son alternas, con un pecíolo corto, lustrosas, aserradas a lo largo de toda la hoja y de forma elíptico-lanceolada. Los nervios se marcan por el envés. Las yemas son ovoides, pardo-rojizas y con pocas escamas.

La floración acontece entre Junio y Julio, aparecen unos largos amentos en las axilas de las hojas y a lo largo de ellos se disponen las flores masculinas que poseen largos estambres de color amarillo, en el extremo se sitúan las flores femeninas en pequeño numero, entre una y tres.

El fruto es la muy conocida castaña, están recubiertas de una envoltura pardo-rojiza lustrosa, que antes de madurar es de color blanco. Entre los meses de Octubre y Diciembre el suelo del bosque aparece repleto de los erizos, que son la envoltura de las castañas, rodeados de espinas punzantes que alojan en su interior entre uno y tres de estos frutos. Cuando el erizo contiene una castaña, esta es de caras convexas y de un tamaño grande, en caso de contener tres son más pequeñas teniendo la central las dos caras planas y las otras dos planoconvexas. Para recoger los erizos se utilizaba la morgaza que era un utensilio realizado en madera de raíz de castaño con forma de u alargada, al modo de unas pinzas, con él se recogían y se amontonaban en las corras, pequeños cercados hechos de piedra de una altura aproximada de un metro y donde iban secando muy despacio pues se tapaba con helechos, luego de unas semanas el erizo abre por dehiscencia en 2 o 4 valvas dejando acceder a el fruto con facilidad.

Las principales variedades de castañas que hay se comen asadas en nuestras famosas magostas, secas mayucas o pilongas, cocidas, o formando parte de numerosos platos y postres. Poseen un alto valor alimenticio, en fresco tienen un 40% de glúcidos, un 20% de grasas y una pequeña proporción de proteínas además de agua.

La madera.

El color de su madera es marrón pálido con anillos de crecimiento muy marcados que dan el aspecto característico de esta madera en el corte longitudinal, posee una albura o sagamo escaso, de color blanquecino que contrasta con el color del duramen.

Tiene una densidad media, en torno a 600 Kg./m3. Considerada blanda, la velocidad en el secado es lenta dando lugar a hendiduras. Salvo la albura es resistente a hongos y a insectos, la mayoría de las casas tradicionales asturianas siguen mantenidas por sus vigas y tijeras de castaño, igualmente las colondras de hórreos y paneras, que están hechas con esta madera, resisten el paso de los siglos. También es resistente a la humedad y la intemperie, por lo que se emplea para el cierre de los prados.

En Udías se utilizo de siempre en la fabricación de muebles, si bien no tiene el acabado fino de otro tipo de maderas; por su resistencia a la intemperie, además de para cierres, se emplea para confección de puertas y ventanas, para realizar corredores (en buena parte torneados) y galerías, en construcción tradicional para vigas, pilares y suelos de tablas machihembradas o tablillas, para la confección de barricas y toneles que parafinados se usan el la elaboración de la sidra y otros muchos usos. En resumen para las gentes deUdías fue tradicionalmente una madera esencial.

El castaño, al ser una madera blanda, es buena para la talla sobre todo si va a estar a la intemperie, a veces se "deja" tallar mal debido a lo irregular del grano y a tener minúsculos huecos que dejan el corte irregular, no toda la madera de castaño es igual. Al torno se comporta bien pero requiere mucha lija en el acabado al ser una madera fibrosa.

e puede opinar, en todos los post, no sólo en aquellos "polémicos" que son una ínfima parte en este blog
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miércoles, 6 de febrero de 2008

EL LIRÓN CARETO

No es fácil verlos, pero haberlos haylos... Los lirones son unos encantadores animales que viven en nuestro Monte Corona. Conocidos por su fama de dormilones, los lirones (tanto el careto, como el gris) son unos animales dóciles e incluso confiados. No son ratas.. no son ardillas son LIRONES
Para que los vayamos conociendo he encontrado esta interesante información sobre ellos... espero que os sirva

Orden: Rodentia.
Familia: Gliridae.
Género: Eliomys
Especie: Eliomys quercinus (Linnaeus, 1766)
Longitud de la cabeza y cuerpo, sin incluir la cola: entre 10 y 17 cms.
Longitud de la cola: de 9 a 13,5 cms.
Peso: De 50 gramos en la subespecie quercinus a los 150 gramos de la ophiusae.
Status de la especie: No amenazada. No obstante, la subespecie ophiusae está catalogada como rara y vulnerable, por su reducida área de localización.

Al lirón careto podemos definirlo como “un dormilón con antifaz” y es que este pequeño y simpático roedor se caracteriza por la presencia de una franja de pelo de color negro en la zona ocular que, a modo de careta, le cubre parte del rostro y se prolonga tras las orejas, detalle cromático del que toma su nombre común (careto). Si a lo anterior le unimos que este animal entra en largos y profundos sueños de donde también se adopta la conocida expresión del lenguaje popular “dormir más que un lirón”, habremos sintetizado en una pocas palabras al lirón careto. Pero este glírido también se caracteriza anatómica por otra serie de detalles, que no pueden pasarnos desapercibidos, como es su larga cola o rabo, poblada de pelos en forma de pincel en la punta, de la que puede desprenderse en caso de peligro al ser aprendida por algún depredador (anatomía caudal) poniéndose a salvo de este modo. También cuenta el lirón careto con unas orejas bien desarrolladas en las que destaca el pabellón auricular, dispuestas a captar el menor ruido. El lirón careto igualmente está provisto de unas uñas fuertes y potentes, que denotan sus cualidades trepadoras para subir a los árboles, arbustos y muros de piedra en busca de alimento o refugio, donde pasa gran parte de su vida.

El lirón careto tiene hábitos principalmente nocturnos, aunque también puede ser visto durante el día y aunque podemos localizarlo en una gran amplitud de hábitats, al tratarse de una especie generalista, que habita en casi toda Europa, siente predilección por los Quercus de donde proviene su nombre científico (quercinus). No ocupa la alta montaña.

Es fundamental en la etología del lirón careto la presencia de árboles añosos, de roquedos, muros de piedra o viejas construcciones en las que refugiarse, para pasar el letargo propio de la especie, acondicionando un nido con pelo, plumas, líquenes secos, hojas y musgo donde se acomoda en una clásica formando una bola para hibernar. Cuando no encuentra refugios naturales puede ocupar nidos de aves o cajas anidaderas, en las que se acomoda con total descaro ¡curioso okupa!.
Longevidad: Unos tres años, aun cuando excepcionalmente puede llegar a los 7 años de vida.

Celo: Como en la mayor parte de los roedores, está condicionado por la disponibilidad de alimento aunque también en el caso de este especie por la climatología. Lo normal es que para una sola vez al año en la época estival, aun cuando en climas favorables puede tener 2 o incluso 3 camadas si las condiciones climatológicas lo permiten.

Gestación. La gestación dura de 22 a 28 días, normalmente 25.

Época de parto. El parto suele coincidir con la época estival o final de la primavera.

Parto: De 2 a 8 crías, normalmente 4 ó 5, que pesan al nacer unos 15 ó 20 gramos y que nacen con los ojos cerrados y sin capacidad auditiva. Abre los ojos entre los 15 y 21 días. Cuando nacen los lirones presentan un pelaje grisáceo que va oscureciéndose con la edad del animal, aun cuando el antifaz es apreciable desde los primeros días.

Duración de la lactancia: Las crías son amamantadas durante un período que va de los 40 a los 45 días.

Madurez sexual. Alcanzar la madurez sexual entre los 3 y 6 meses, normalmente a los cinco, momento a partir del cual se produce la disgregación juvenil.

Alimentación. Si bien el lirón careto come fundamentalmente alimentos de carácter animal como caracoles, insectos, arácnidos, además de anfibios o incluso otros roedores, poyuelos y huevos, en el otoño y en la época previa a la hibernación se dispara el consumo de frutos otoñales del bosque, fundamentalmente bellotas y hayucos, con cuyo aporte calórico aumenta considerablemente sus reservas energéticas.

Hábitats. El lirón careto es una especie adaptada a una amplia distribución de hábitat, al tratarse de una especie generalista, que habita en casi toda Europa, aun cuando siente predilección por los Quercus de donde proviene su nombre científico (quercinus). No ocupa la alta montaña.

Huellas. El poco peso del lirón careto hace difícil que se marque sus huellas, si bien es posible encontrar las mismas en sustratos idóneos como lodo, arcilla o barro, destacando la forma longitudinal del lóbulo posterior del talón. Aunque puede prestarse a confusión con la huella de algunas aves (pájaros), en el que la garra posterior puede confundirse con el lóbulo alargado del talón de las patas posteriores del lirón careto. Si bien una y otra se diferencian en que las aves dejan marcado los 3 dedos en la parte anterior de la huella con una abertura de unos 45º, mientras que en el lirón careto se marcan los 4 dedos agrupados y en ocasiones también la cola o rabo, cuando se trata de sustrato muy blando como lodo o barro blando.

Excrementos: De color marrón o negruzco, con una longitud de unos 0,8 a 1,5 cms., en el que uno de los extremos suele terminar en punta, con pequeños retorcimientos y característica presencia de quitina, la cual no es apreciable cuando solo ha comido frutos secos.

Otros rastros: Los frutos secos como almendras o nueces y los restos de frutos del género Quercus (encinas, hayas y robles) son el mejor rastro para detectar la presencia de la especie, aun cuando puede confundirse con los consumidos por otros roedores, por lo que es necesario un atento examen de la cáscara. Así en las almendras es característico de esta especie el fuerte descortezamiento; en las bellotas suele comérselas mayoritariamente por los lados; mientras que otros frutos otoñales como los escaramujos (frutos del rosal silvestre) suele consumirlos o mordisquearlos parcialmente por el lateral. Por lo que será la forma de atacar el alimento lo que nos delate la impronta genética del animal que ha dejado los restos de comida.

En el examen de las egagrópilas (bolos de desecho alimenticio que regurgitan las aves con los restos indigeribles de lo que han comido, como pelos, plumas, piel, huesos) también puede detectarse la presencia en la misma de resto de lirón careto localizando la mandíbula inferior, la que presenta una característica perforación, tal y como ilustra la imagen, al ser el único roedor que posee esta detalle anatómico.

Dimorfismo sexual: No es manifiesto en al especie. Si bien las hembras cuando están en situación de gestación presentan cuatro pares de mamas de las que carece el macho.

Enemigos naturales. No suelen predar otros animales sobre el lirón careto, aunque puede ser víctima de zorros, ginetas, garduñas o el gato montés, además de rapaces nocturnas y del ratonero en las rapaces diurnas. Cuando están las crías en el nido y en las situaciones de letargo estival (estivación) suele ser presa de las culebras de collar y de escalera, que al localizarlos indefensos o dormidos aprovecha la ocasión para devorarlos.

Curiosidades ecológicas. El lirón careto durante la hibernación entra en un profundo sueño, más prolongado en las zonas más frías, periodo en el que baja la temperatura corporal para adaptarla al entorno, reduce la respiración y los latidos del corazón considerablemente, con el objeto de reducir al mínimo el consumo energético, reducido al imprescindible para mantener la funcionalidad de sus órganos vitales. A lo largo de este período va consumiendo lentamente sus reservas pudiendo perder hasta el 50 % de su peso. En lugares de clima estival muy caluroso y con escasez de alimento por la sequía veraniega también puede entrar en un letargo de menos intensidad que la hibernación conocido como estivación.

Principales problemáticas. Se ha constatado en los últimos tiempos, de modo general, que los lirones caretos eran más abundantes hace unos años que ahora, sin que estén claras las causas de este descenso poblacional. Se ha considerado en algunas hipótesis que se han visto afectados en su capacidad reproductiva por insecticidas y pesticidas que han disminuido la capacidad de fecundación de la especie, muy sensible a los mismos por el papel que desempeña en la cadena trófica, al alimentarse de insectos, caracoles o arácnidos que sufren directamente los efectos de los fitosanitarios.

Si bien el lirón careto no suele presentar incidencias sobre otros animales, puede motivar el desplazamiento de poblaciones de pájaros que se ven molestados en sus nidos por el lirón careto.
fuente: http://www.sierradebaza.org/