martes, 19 de febrero de 2008

EL TASUGU

Merodeador nocturno de nuestras mieses y prados, el Tasugo o Tejón es un animal extraño, del que todos hemos oído hablar, pero muy pocas veces hemos tenido la oportunidad de verlo de cerca. El tasugo es un gran cazador de ratones y ha sido siempre injustamente tratado incluso diría yo, maltratado por el hombre, por sus desperfectos en nuestras tierras.

CLASE: Mamíferos
ORDEN: Carnívoros
FAMILIA: Mustélidos
AEMSPEENCAIEZSADAS



RASGOS MORFOLÓGICOS
Algunas características de los tejones, como su aspecto robusto y macizo, su cola corta y sus andares plantígrados y desgarbados, se nos antojan como más propias de la
familia de los osos que de la de los mustélidos (a la que zoológicamente pertenecen, al igual que las martas, las garduñas, los turones, los visones, las comadrejas,...), de formas generalmente más esbeltas y elegantes, cuerpo estilizado y flexible y cola alargada.
Absolutamente inconfundible resulta el contrastado diseño que luce el tejón en su cabeza, pues dos anchas franjas negras surcan su rostro (de color blanco) desde detrás del hocico hasta la nuca, incluyendo en su recorrido a los pequeños ojos y a las orejas, cortas y redondeadas. El pelaje es rudo, largo y fuerte, con tonos grisáceos y rojizos en el dorso y negruzcos en la garganta, vientre y patas. Éstas son cortas, aunque muy musculosas y dotadas de poderosas uñas, en especial las anteriores, muy apropiadas para excavar la tierra con facilidad.
Las huellas del tejón son características, y se diferencian fácilmente de las de los otros mustélidos. Sus dimensiones son de 4 x 7 cm. las anteriores, y 3´5 x 6´5 cm. las posteriores.
Las largas uñas de sus garras aparecen marcadas delante de las implantaciones de sus cinco almohadillas digitales, que preceden a las generalmente bien impresas almohadillas principales.
Su peso oscila entre los 10 y los 25 kg., aunque generalmente no suele sobrepasar los 15 kg. La longitud es de unos 70-85 cm. desde la punta del hocico hasta la base de la cola, que es corta y mide a su vez unos 12-16 cm. La altura en la cruz es de unos 30 cm.
HÁBITAT Y DISTRIBUCIÓN
El tejón se distribuye de forma general en Europa, estando ausente de la parte septentrional de Escandinavia y de Islandia. En España se encuentra repartido prácticamente por todo el territorio, si exceptuamos las áreas insulares de Baleares y Canarias. Bosques mediterráneos, caducifolios o de coníferas, zonas de matorral, campos baldíos próximos a otros cultivados, preferentemente en las cercanías de praderas y arroyos, ..., desde el litoral hasta enclaves montañosos que superan a veces los 2.000 metros de altitud, son hábitats en los que puede instalar sus madrigueras el ubiquista “tasugo”( nombre con el que también se le conoce).
ALIMENTACIÓN
A pesar de sus caninos, inequívocamente carnívoros, el tejón se muestra como el más vegetariano de todos sus parientes, formando parte de su omnívora dieta una gran variedad de alimentos. En sus correrías gastronómicas, el respingón hocico del tejón va removiendo la capa más superficial del terreno en busca de lombrices, babosas, larvas de coleópteros, ciempiés y todo tipo de invertebrados, y sus fuertes zarpas van levantando asimismo pequeñas piedras, bajo las que sorprenden a veces a algunos anfibios y reptiles, dejando a su paso un característico “hozado”, similar al que produciría un pequeño jabalí.
Gazapos de conejos, topillos, musarañas y diversos micromamíferos son atrapados frecuentemente en sus galerías y cámaras de cría, excavadas con facilidad por este auténtico “bulldozer”; y tampoco están seguros los nidos de avispas, abejas y abejorros, pues sus venenosos guijones no arredran al tejón cuando busca sus larvas o la suculenta miel que se almacena en los panales.

No obstante, la materia vegetal supera en ocasiones el 80% del alimento consumido. Desde raíces y tubérculos hasta frambuesas, escaramujos, moras, madroños y demás frutos silvestres, todo es gustosamente aprovechado. Lo malo es que el tejón también se siente atraído por los campos de cereales, maizales, viñedos, huertos..., y aquí es donde las aficiones culinarias de este mustélido entran en conflicto los intereses de los campesinos.
REPRODUCCIÓN
Los tejones pueden entrar en celo en cualquier momento de la primavera o el verano, si bien los partos no se producen hasta 6-10 meses después de haber tenido lugar los apareamientos, ya que en el proceso reproductor de esta especie tiene lugar el interesante fenómeno de la “implantación diferida”. Consiste en que el óvulo, una vez fecundado, no se arraiga inmediatamente en las paredes del útero para iniciar su crecimiento (tal y como ocurre en la inmensa mayoría de los mamíferos), sino que permanece libre y “flotante” hasta 7-8 semanas antes del nacimiento, que es cuando se implanta y comienza la verdadera gestación (unos dos meses).
El objetivo perseguido por esta original solución biológica es que las crías nazcan en la época del año idónea, aquella en que las disponibilidades alimenticias estén garantizadas.
Por consiguiente, los alumbramientos se producen desde finales del invierno y a lo largo de toda la primavera, con relativa independencia del momento exacto en que la hembra quedase preñada el año anterior.
Las camadas se componen de 1-5 crías, generalmente 2-3, que comienzan a asomarse a la boca de la madriguera a las 6-8 semanas.
Los cachorros son muy juguetones y son destetados aproximadamente a los tres meses de edad, permaneciendo con la madre hasta el otoño o hasta finales del invierno.
COSTUMBRES
El sueño invernal, largo y profundo en los tejones de latitudes superiores (hasta 6-7 meses en ciertas regiones siberianas), se limita en las poblaciones ibéricas a una notable disminución de la actividad diaria, aunque permanecen perfectamente sensibles y realizan esporádicas salidas de la madriguera en las noches de temperaturas más suaves.
Aunque habitualmente se construyen ellos mismos sus cubiles, a veces aprovechan cuevas laberínticas naturales o se instalan en vivares abandonados de conejos, adaptando a su tamaño las instalaciones preexistentes. En las complejas excavaciones que constituyen las “tejoneras” pueden distinguirse una espaciosa cámara principal y otras de menor capacidad, comunicadas entre sí por una amplia red de galerías que, a su vez, desembocan al exterior por un número variable de orificios. Los inquilinos utilizan asiduamente uno o dos, constituyendo el resto salidas de emergencia.
Los tejones tienen hábitos básicamente crepusculares o nocturnos, y son muy desconfiados, tomando todo tipo de precauciones antes de abandonar la madriguera. El oído y el olfato son sus sentidos más desarrollados, junto con el tacto, mientras que la vista resulta francamente
mediocre. A pesar de su pesado aspecto, son buenos nadadores y corren con rapidez, trepando con soltura por los roquedos y torpemente por los árboles.
Estos mustélidos son bastante sociables, viviendo a menudo en parejas o en grupos familiares. No obstante, los machos suelen disponer de otras cuevas individuales en las proximidades de la madriguera familiar, ocupando unas u otras según la época del año.
PROBLEMÁTICA CONSERVACIONISTA
Aunque los tejones pueden incidir negativamente sobre los intereses económicos de algunos sectores agrícolas y cinegéticos, los daños que producen están ampliamente compensados por la destrucción que llevan a cabo de otros muchos organismos aún más nocivos para los cultivos y para el mismo hombre (ratas, ratones, insectos, ofidios venenosos,...). Sin embargo, aún se le sigue considerando como “alimaña” en el medio rural, y los venenos, lazos, cepos y otras trampas ilegales provocan la muerte de un buen número de ejemplares todos los años, junto con los automóviles. Especie protegida, figura en la Lista Roja de los Vertebrados de España como “insuficientemente conocida”, aunque se sospecha que puede estar en regresión y tal vez habría que incluir al tejón en la categoría de “vulnerable”

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